Microplásticos en el agua potable: Un desafío persistente para la salud y el medioambiente
Estudio revela que los sistemas de tratamiento actuales no logran eliminarlos por completo. Publicado en Science of the Total Environment
La invasión invisible de los microplásticos
Los
microplásticos, fragmentos diminutos de plástico menores a 5 mm, han
permeado todos los rincones del planeta: desde los océanos hasta el agua
que bebemos, el aire que respiramos e incluso nuestros propios cuerpos.
Procedentes de fuentes cotidianas como ropa sintética, envases,
cosméticos y utensilios, su resistencia a la degradación los convierte
en una amenaza persistente.
El estudio que encendió las alarmas
Una investigación reciente, liderada por Jenny Kim Nguyen de la Universidad de Texas en Arlington y publicada en Science of the Total Environment,
analizó más de 100 estudios previos y concluyó que el agua potable
sigue siendo una vía crítica de exposición humana a estos contaminantes.
Aunque las plantas de tratamiento modernas eliminan hasta el 90% de los
microplásticos, el 10% restante se reintegra al ciclo del agua,
afectando ríos, suelos y, finalmente, regresando a los grifos
domésticos.
Los obstáculos técnicos y regulatorios
El
equipo destacó dos problemas clave: la falta de métodos estandarizados
para medir microplásticos y la ausencia de una definición global que
unifique su estudio. "Sin consenso, es imposible evaluar con precisión
su impacto o diseñar soluciones efectivas", explicó Nguyen. Además,
Un-Jung Kim, coautor del estudio, advirtió que estos plásticos actúan
como "transportistas" de contaminantes peligrosos como PFAS,
antibióticos y disruptores endocrinos.
Riesgos para la salud y los ecosistemas
Aunque
los efectos a largo plazo siguen bajo investigación, estudios recientes
vinculan los microplásticos con inflamación, estrés oxidativo y daños
inmunológicos. Un hallazgo preocupante reveló altas concentraciones en
arterias de pacientes con derrames cerebrales. Más allá de la salud
humana, su acumulación podría alterar la fotosíntesis en plantas
acuáticas y desequilibrar ecosistemas enteros.
¿Qué podemos hacer?
Mientras gobiernos y organismos internacionales debaten regulaciones, los expertos proponen acciones individuales:
Optar por ropa de fibras naturales (algodón, lino) para reducir microfibras sintéticas.
Evitar productos con microperlas (como exfoliantes cosméticos).
Usar filtros de agua domésticos certificados.
Conclusión:
Los
microplásticos son un recordatorio incómodo de nuestra dependencia del
plástico. Su persistencia en el agua potable, a pesar de los avances
tecnológicos, exige una respuesta urgente: desde estándares globales de
medición hasta políticas contundentes y cambios en nuestros hábitos
diarios. Como señala Nguyen, "No podemos esperar a entender todos los
riesgos para actuar. La prevención debe empezar hoy".