Alimentación: Cómo Identificar las Grasas Saludables


Distinguir entre Buenas y Malas Grasas

En la cocina, ya sea para hornear, freír, cocinar o preparar ensaladas, generalmente se utiliza grasa en forma de aceites o mantequilla. Sin embargo, no todas las grasas son iguales. Una nutricionista explica en qué debemos fijarnos al elegir la grasa adecuada.

Elizabeth J. Bailey, nutricionista de la renombrada Mayo Clinic, detalla en una comunicación de la clínica cómo incorporar más grasas saludables en nuestra dieta y evitar las dañinas.

La Importancia de Elegir las Grasas Correctas

"Las grasas son esenciales para la salud del corazón, la función corporal y la salud cerebral", subraya la experta. Al seleccionar grasas, es crucial asegurarse de usar el tipo correcto.


Grasas Malas: A Evitar

Según Bailey, las grasas saturadas deben evitarse siempre que sea posible. Una regla sencilla es que si una grasa es sólida a temperatura ambiente, probablemente sea insalubre. Esto incluye grasas como la mantequilla y el sebo. Además, se debe limitar el consumo de carne roja, ya que las grasas en estos tipos de carne son especialmente perjudiciales. El uso de aceite de coco también es controvertido debido a su alto contenido de grasas saturadas.


Grasas Buenas: A Incluir en la Dieta

"Considere el aceite de oliva, aceite de canola, aceite de semilla de uva y aceite de aguacate como buenas grasas para cocinar o para usar en un aderezo de ensalada", recomienda Bailey. Especialmente en lo que respecta a la salud del corazón, es importante optar por grasas más saludables. "Las grasas saludables han demostrado ser protectoras para la salud del corazón porque reducen el LDL (Lipoproteína de baja densidad), también conocido como colesterol malo", concluye Bailey.

Conclusión

Elegir las grasas adecuadas puede marcar una gran diferencia en nuestra salud general. Al optar por aceites más saludables como el de oliva, canola, semilla de uva y aguacate, podemos promover una mejor salud cardíaca y reducir los niveles de colesterol LDL, protegiendo así nuestro corazón y cerebro. Evitar grasas saturadas sólidas a temperatura ambiente es un paso esencial hacia una alimentación más sana y equilibrada.
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