La Tierra se desprende por dentro: el sorprendente hallazgo sobre los continentes


  Científicos descubren un lento "pelado" de los continentes desde sus profundidades, un proceso que explica misteriosos volcanes oceánicos y cambia nuestra comprensión del planeta.

Durante décadas, la imagen de los continentes como masas sólidas y estables que simplemente se desplazan sobre la superficie terrestre ha dominado la ciencia. Sin embargo, un nuevo y revolucionario estudio ha revelado una realidad mucho más dinámica y fascinante: los continentes se están desprendiendo lentamente desde abajo.


Un misterio químico en medio del océano

Uno de los grandes enigmas de la geología era la presencia de ciertas firmas químicas en volcanes de islas oceánicas alejadas de cualquier límite tectónico, como en la Isla de Navidad (Christmas Island). Estos volcanes mostraban elementos que normalmente se asocian con la corteza continental, lo que no tenía una explicación clara.

Las teorías tradicionales apuntaban a que estos elementos provenían del reciclaje de sedimentos o de las profundas y calientes "plumas mantélicas". El problema era que muchos de estos lugares no mostraban señales de este reciclaje y parecían demasiado fríos y superficiales para albergar una pluma. El rompecabezas necesitaba una pieza nueva.

La respuesta: los continentes se "pelan" desde la base

Un equipo internacional de la Universidad de Southampton, con expertos de Alemania, Canadá y el Reino Unido, ha propuesto una solución elegante y simple. La idea central es que los continentes no solo se fracturan y separan en su superficie, sino que también experimentan un lento "desprendimiento" o "pelado" desde su base.

Cuando las fuerzas tectónicas estiran un continente hasta el punto de ruptura, se genera una especie de "ola" profunda que recorre su base, a más de 150 kilómetros de profundidad. Esta ola, que avanza de forma extremadamente lenta, actúa desordenando y arrancando fragmentos de las raíces continentales.

El viaje de los fragmentos continentales perdidos

Estos pedazos de continente, una vez desprendidos, inician un viaje lateral a través del manto. Pueden desplazarse más de mil kilómetros, alejándose de su lugar de origen, hasta quedar atrapados bajo la corteza oceánica. Allí, este material continental enriquecido actúa como combustible, generando y alimentando volcanes en medio del océano durante millones de años.

Como explica uno de los investigadores, el manto continúa moviéndose y transportando este material incluso mucho después de que los continentes se hayan separado, "como si el sistema nunca apagara el interruptor".

La prueba en el Océano Índico

El equipo centró su investigación en el Océano Índico, en una región formada tras la ruptura del supercontinente Gondwana. Sus modelos y análisis químicos demostraron que, justo después de esta separación, surgió un pulso de magma con una firma química muy enriquecida. Con el paso de los millones de años, esta señal se fue desvaneciendo, coincidiendo con el agotamiento del material continental arrastrado. Lo más significativo es que todo esto ocurrió sin necesidad de la presencia de una pluma mantélica, lo que desafía ideas establecidas.

Conclusión: Un planeta más dinámico de lo que imaginábamos

Este descubrimiento, publicado en la prestigiosa revista Nature Geoscience, pinta un cuadro de un planeta Tierra mucho más dinámico e interconectado. Nos revela que los continentes dejan una huella profunda y duradera en el manto, incluso después de haberse fragmentado. Este proceso de "pelado" no solo resuelve el misterio de los volcanes oceánicos con firmas continentales, sino que también sugiere que estas lentas ondas en el manto pueden provocar cambios profundos en la superficie e incluso influir en eventos tan espectaculares como las erupciones que llevan diamantes a la superficie. Nuestro planeta, literalmente, se remodela desde sus cimientos.

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