El Sorprendente Hábito de los Chimpancés: Un Trago Diario en la Selva


La "Hipótesis del Mono Borracho" gana fuerza con un nuevo estudio que revela el consumo natural de alcohol en la dieta de nuestros parientes más cercanos.

Durante años, la ciencia ha debatido sobre los orígenes evolutivos de la atracción humana por el alcohol. Ahora, un revelador estudio arroja nueva luz sobre este misterio, y todo apunta directamente a la selva y a nuestros primos, los chimpancés.

¿Chimpancés bebiendo? La evidencia en la fruta madura

Un equipo de investigación se adentró en los bosques de África para medir, por primera vez, los niveles de alcohol presentes en las frutas que componen la dieta de los chimpancés salvajes. Los resultados fueron sorprendentes. El análisis de veintiún tipos de fruta en Uganda y Costa de Marfil mostró que, en promedio, estas contienen un 0.26% de alcohol.

Considerando que un chimpancé puede consumir hasta cuatro kilos y medio de fruta al día, la cantidad de etanol ingerida es significativa. Los cálculos estiman que estos animales llegan a consumir alrededor de catorce gramos de alcohol diarios, el equivalente a un trago estándar para un humano.

Más de un trago: El impacto en el cuerpo del chimpancé

Si ajustamos esa cantidad al peso promedio de un chimpancé, que ronda los cuarenta kilos, la equivalencia para un ser humano de tamaño promedio sería de casi dos tragos al día. El profesor Robert Dudley, parte del equipo, explica que al comer entre el 5% y 10% de su peso corporal en fruta, incluso concentraciones bajas de alcohol se acumulan hasta alcanzar una dosis considerable.

Aunque no se les ve tambaleándose por la selva, esta exposición continua y baja al alcohol forma parte natural de su ecología. Esto sugiere que nuestros primeros antepasados también habrían estado expuestos al etanol de forma similar al consumir frutas fermentadas caídas en el suelo del bosque.

La "Hipótesis del Mono Borracho" toma fuerza

Esta investigación respalda la conocida como "Hipótesis del Mono Borracho", una idea que propone que nuestra afinidad por el alcohol no es un capricho moderno, sino que tiene profundas raíces evolutivas. El olor del etanol en la fruta madura pudo actuar como una señal para nuestros ancestros, indicando un alimento dulce, energético y nutritivo.

El estudiante Aleksey Maro, autor principal del estudio, señala que la atracción humana por las bebidas alcohólicas podría ser un legado de este pasado compartido con los chimpancés. El alcohol no solo habría ayudado a localizar el mejor alimento, sino que incluso pudo fomentar la socialización alrededor de la comida compartida.

¿Elección o casualidad? La pregunta que sigue en el aire

El siguiente paso para los científicos es determinar si los chimpancés buscan activamente las frutas con mayor contenido alcohólico. Observaciones en otras especies, como monos araña y lémures, ya han demostrado una clara preferencia por el néctar o los frutos con más alcohol. Para investigarlo, el equipo ha recurrido a métodos creativos, como la recolección de orina de los chimpancés para analizar sus metabolitos.

Conclusión: Un pasado fermentado que moldeó nuestro presente

Este estudio, publicado en la prestigiosa revista Science Advances, no solo describe un comportamiento fascinante en los chimpancés, sino que conecta un punto crucial en nuestra propia historia. La próxima vez que veas una fruta madura en el suelo, recuerda que podrías estar observando el mismo "cóctel natural" que, durante millones de años, ha formado parte de la dieta de nuestros ancestros y que, en última instancia, pudo sembrar la semilla de nuestra compleja relación con el alcohol. La ciencia sugiere que nuestro gusto por él podría ser tan antiguo como la selva misma.

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