Drones contra Rayos: La Innovación Japonesa que Busca Domar las Tormentas Eléctricas
NTT prueba con éxito un dron protegido por una caja Faraday capaz de atraer y resistir impactos de rayos, abriendo una nueva era en la protección de infraestructuras.
La Revolución de los Pararrayos Voladores
Ingenieros de la empresa japonesa Nippon Telegraph and Telephone (NTT)
han logrado un hito tecnológico: un dron diseñado para atraer rayos
deliberadamente y sobrevivir a su impacto. Durante una prueba en
diciembre de 2024, el dispositivo —equipado con un cable conductor y una
caja Faraday— atrajo un rayo durante una tormenta en Japón,
volando a 300 metros de altura. Sorprendentemente, solo sufrió daños
menores en su carcasa, demostrando su resistencia incluso ante descargas
cinco veces más potentes que las naturales en pruebas de laboratorio.
¿Cómo Funciona este Guardian Eléctrico?
El
dron actúa como un pararrayos móvil. Al generar un campo eléctrico
intenso mediante un interruptor en tierra, atrae los rayos hacia su
estructura protegida por una jaula metálica (caja Faraday), que redirige
la corriente alrededor del dron, evitando daños críticos. Esta
tecnología contrasta con métodos anteriores, como los láseres
—propuestos desde 1974 y aún poco prácticos por su costo y complejidad—,
ofreciendo una alternativa más versátil para proteger redes eléctricas,
torres de comunicación y zonas urbanas.
Energía de los Rayos: ¿Un Sueño Lejano?
Aunque
NTT aspira a almacenar la energía de los rayos, científicos señalan
obstáculos titánicos: las baterías actuales no pueden capturar tal
potencia en milisegundos. Sin embargo, la compañía insiste en que su
objetivo inmediato es predecir y redirigir rayos, algo crucial en
regiones tropicales o áreas donde el cambio climático incrementa la
frecuencia de tormentas eléctricas.
Conclusión: Un Futuro más Seguro bajo las Nubes
Si
los hallazgos de NTT se validan, este dron podría transformar la
gestión de riesgos climáticos. Aunque su uso para aprovechar energía
sigue siendo una quimera, su capacidad para proteger infraestructuras
críticas —desde bosques hasta ciudades— lo posiciona como una
herramienta prometedora. El camino está lleno de desafíos técnicos, pero
la innovación japonesa demuestra que, a veces, hasta los fenómenos más
destructivos pueden domesticarse.