Astrónomos encuentran la mitad del universo que faltaba El gas perdido del cosmos estaba escondido en halos gigantes de hidrógeno ionizado


Impresión artística del halo de hidrógeno de la Vía Láctea, con las Nubes de Magallanes a las ocho en punto. (NASA/CXC/M. Weiss; NASA/CXC/Ohio State/A. Gupta et al.)

Por fin, un nuevo análisis del cielo ha revelado el paradero de la materia visible que faltaba en el universo: enormes nubes de hidrógeno ionizado, invisibles a simple vista, que envuelven las galaxias como halos gigantes. Este hallazgo, publicado recientemente, resuelve un misterio que desconcertaba a los astrónomos durante décadas: ¿dónde estaba el 50% del hidrógeno que, según los cálculos, debía existir?

La búsqueda del gas invisible

La materia bariónica (la que forma estrellas, planetas y todo lo visible) constituye apenas el 5% del universo. Sin embargo, más de la mitad de esta materia parecía haberse evaporado en el espacio. La respuesta llegó al combinar observaciones de la radiación cósmica de fondo de microondas (la "luz más antigua del universo") con datos de más de un millón de galaxias. Usando esta radiación como una "linterna cósmica", el equipo detectó cambios sutiles en su intensidad al atravesar nubes de hidrógeno ionizado, un fenómeno conocido como efecto cinemático Sunyaev-Zel’dovich.

Las observaciones revelaron que estos halos de gas se extienden mucho más allá de lo que se creía, incluso a miles de años luz de los núcleos galácticos. "El gas no estaba perdido, solo estaba oculto en estructuras más grandes y difusas de lo imaginado", explicó Boryana Hadzhiyska, coautora del estudio.

Agujeros negros y la dinámica del gas

El hallazgo también sugiere que los agujeros negros supermasivos juegan un papel clave en la distribución de este gas. Al activarse, estos monstruos cósmicos expulsan chorros de energía que empujan el hidrógeno a regiones distantes, creando los halos detectados. Esto indicaría que su actividad no es constante, sino intermitente.

Conclusión: Un nuevo mapa para el cosmos

Este descubrimiento no solo cierra un capítulo en la astronomía, sino que abre nuevas preguntas sobre la evolución de las galaxias y el ciclo de la materia en el universo. "Ahora tenemos una herramienta para rastrear este gas y entender cómo las galaxias crecen y se transforman", destacó Simone Ferraro, cosmólogo líder del proyecto.

Publicación en revista:
El estudio fue enviado a Physical Review Letters y está disponible en el repositorio arXiv bajo el título "Detection of the Missing Baryons via the Kinematic Sunyaev-Zel’dovich Effect".


¿Qué sigue? Los investigadores planean ampliar las observaciones con telescopios de próxima generación, como el Square Kilometer Array, para explorar los límites de estos halos y desentrañar su conexión con la energía oscura. El universo, al menos en parte, ya no está escondido.

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